Un amor que se contagia

MODALIDAD Visualización – Contemplación              Evaluación Hara

MÚSICA  La Misión – On Earth as It Is in Heaven

GUIÓN

Te invito a aprovechar la técnica de la relajación+visualización para poder acercarnos con nuestra imaginación al misterio de la Navidad. Conoces el relato, participaremos de él como uno pastores más.  Prepárate con la postura básica.

Imagina que eres un pastor, durmiendo al raso, pero con una oreja atenta para cuidar las ovejas. Noche estrellada, quizá frío… Pero no puedes dormir, estas preocupado y agobiado. Eres muy muy pobre, ni las ovejas son tuyas, no tienes casa, comida, la gente te mira mal, les inspiras desconfianza y te rechazan… todo eso te hace sentir muy solo/sola y triste cada noche. (pausa)

Pasan las horas y sigues sin dormir, pero notas una sensación estaña, algo especial que no sabes explicar, te incorporas y con sorpresa ves que otros pastores de los alrededores también se han puesto de pie, hablan y se ponen en camino, te unes a ellos, no sabéis que pasa, pero una intuición os ha encendido la esperanza en vosotros y os anima a coger el camino de vuelta al pueblo.

A la afueras, poco antes de llegar al pueblo, en la cueva donde acostumbráis a dejar el ganado muchas noches, veis que hay gente. Tan solo se trata de una pareja, dos jovencitos, pero ella hace poco ha tenido un hijo. Os dan pena, aún son más pobres y parecen más abandonados que vosotros, por eso decidís acercaros y acompañarles un rato. Se les ve contentos, ha pasado el riesgo del parto y parece que todo ha ido bien. Tienen una sonrisa contagiosa, os acercáis aún más y tomáis asiento junto al niño, ¡acomodado en uno de los pesebres en que siempre echáis la paja! Os quedáis mirando al niño, no podéis apartar la vista de él, es tan frágil y delicado que os enternece. Ahí os quedáis, observando al niño y charlando algo con sus padres. Poco, habláis poco, pero te sientes muy a gusto, parece que su sonrisa se te va contagiando. Vuelves a mirar al niño y también su ternura te va transformando. No sabes por qué, pero la angustia de la noche ha desaparecido, estás como embobado con esta pareja que parece buena gente y este bebé tan precioso. Si te atreves puedes animarte a cogerle en tus brazos, María con su mirada te da permiso e incluso te anima. Tú, que solo sabes de ovejas y cabras, te ves con un recién nacido en tus brazos. (pausa)

Pasa el tiempo, un tiempo especial, inexplicable, mágico… y tienes que marchar. Dejas al niño en el pesebre y te despides. Vuelves por el camino hacia el campo donde el rebaño que cuidas empieza a despertar. Te alejas mientras amanece, no sabes qué ha pasado, no sabes por qué, pero si sabes que algo ha cambiado en ti, una paz y una felicidad profunda te habitan, como el sol empieza a brillar, la esperanza en ti ha transformado todos tus miedos. Sientes que la vida es hermosa, que merece la pena, que aunque tan solo eres un pastor que insignificante eres amado inmensamente por ese bebé, por esa familia, y eso lo ha cambiado todo. Les recuerdas, recuerdas lo minutos compartidos… sientes que lo que han escrito en ti ya no se borrará. Sin tampoco entender por qué, elevas tu mirada y tus brazos al cielo, ya completamente amanecido y das gracias a Dios una y otra vez.

Anotamos

Algo de lo que he sentido, visualizado,… que quisiera no olvidar

La invitación a recordar esta escena estos días de navidad.

Share Button

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.