A QUIEN MUCHO AMA, MUCHO SE LE PERDONARÁ

Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me ofreciste agua para los pies, mientras que ella me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha secado con sus cabellos.
Tú no me has recibido con un beso, pero ella, desde que entró, no ha dejado de cubrirme los pies de besos.
Tú no me ungiste la cabeza con aceite; ella, en cambio, ha derramado perfume sobre mis pies.
Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le quedan perdonados, por el mucho amor que ha manifestado. En cambio aquel al que se le perdona poco, demuestra poco amor.»
Jesús dijo después a la mujer: «Tus pecados te quedan perdonados».

“Todos necesitamos perdón” decía la canción ¿Tú necesitas ser perdonado? ¿Has sentido alguna vez el perdón después de haber hecho daño, haberla “liado”, haber fallado a alguien importante para ti? Quizá perdonar sea una de las formas más elevadas de amar. Jesús nos perdona.

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