La educación cambia el mundo

Este próximo viernes 24 de enero es el Día Internacional de la Educación.
Según la UNESCO, en la actualidad, 250 millones de niños y adolescentes están sin escolarizar y 763 millones de adultos son analfabetos.

Nosotros tenemos mucha suerte, tenemos un colegio estupendo, libros, tablets, ordenadores, mesas, estuches, colores… y una larga lista de objetos para hacer que lo que aprendemos sea bueno para nosotros y nos ayude más adelante a hacer un mundo mejor, más justo y solidario.

Por eso tenemos la obligación de esforzarnos todo lo posible para aprender y que luego, cuando seamos mayores que nuestra educación ayude a otros.

Vamos a ver este vídeo y después podemos compartir qué nos ha gustado más y qué hemos aprendido…

Somos hermanos

“Que todos sean uno: como tú, Padre, estás en mí y yo en ti,
que también ellos sean uno en nosotros,
para que el mundo crea que tú me enviaste”
(Jn 17, 21)

Jesús enseñaba a sus amigos que Dios es nuestro Padre y que somos hermanos.
Los amigos de Jesús, los que queremos vivir como vivió él no debemos olvidar nunca esto…
¡Somos hermanos!

En la imagen de la máxima de hoy se puede ver a distintos representantes de iglesias cristianas: católica (el Papa, que viste de blanco), luterana, anglicana, ortodoxa,…

Hace 500 años un teólogo alemán, Martín Lutero, no entendía algunas cosas de la Iglesia católica, como que la gente más rica pagara por librarse de algunas obligaciones de los cristianos.
Con Lutero empezó una separación importante en la Iglesia: los cristianos luteranos de Alemania y otros países del norte de Europa.
Pero Lutero escribió esta oración por la unidad de los cristianos. Vamos a leerla despacio…

“Dios eterno y misericordioso,
Tú que eres un Dios de paz,
de amor y de unidad,
te rogamos, Padre, y te suplicamos
que reúnas, por tu Espíritu Santo,
todo lo que está dividido.

Concédenos convertirnos a tu unidad,
buscar tu verdad única y eterna,
y no provocar nunca la desunión.

Entonces tendremos un solo corazón,
y podremos, Padre, alabarte con una sola voz
y darte gracias por nuestro Señor Jesucristo
en el Espíritu Santo”.

Para terminar rezamos lentamente la oración que nos hace hermanos, el Padrenuestro

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu Reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.

Danos hoy
nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

 

¡Unidos… mucho mejor!

Durante esta semana, del 18 al 25 enero, se nos invita a rezar por la Unidad de los Cristianos. Por distintas situaciones, entre los seguidores de Jesús de todo el mundo ha habido bastantes divisiones…
Todos somos hermanos, por eso pedimos que, poco a poco, vayamos buscando la forma de estar más unidos!.

En ese sentido, en la Máxima de hoy escuchamos este cuento:

La escoba y el recogedor

En el jardín de la casa, arrinconados tras un contenedor, escondidos de la vista de los curiosos, se encontraban un recogedor y una escoba.
La escoba era tremendamente altiva y siempre presumía y se pavoneaba delante del recogedor.
– Mi trabajo es mucho más importante que el tuyo. ¡No hay quién lo discuta! – repetía una y otra vez la engreída escoba.
Una noche, hizo mucho viento y, a la mañana siguiente, aparecieron caídas todas las hojas y ramas secas de los árboles por todo el jardín.
La escoba se levantó enseguida y empezó a barrer, tiesa y orgullosa, todas las hojas y ramas desparramadas por la tierra, haciendo un gran montón; pero al no poder recogerlas para echarlas al contenedor, las dejó allí.
– ¿Quieres que te ayude? – dijo el recogedor, ofreciendo su ayuda a la escoba a pesar de todos sus desaires.
La escoba, que era muy soberbia, mirándolo con desprecio, no se dignó a contestarle.

Esa noche volvió el viento, y todas las hojas volaron de nuevo por el jardín, echando a perder el trabajo del día anterior.
La escoba se estiró todo lo que pudo delante del recogedor y, otra vez, empezó a barrer todas las hojas secas amontonándolas en la parte más escondida del jardín, con la esperanza de que no volviera a suceder lo mismo.
– ¿Necesitas ayuda? – le dijo el recogedor, de nuevo.
Como si fuera sorda, la escoba no contestó y se dirigió a su rincón para dormir.

Esa noche, el viento azotó aún con más fuerza que los días anteriores y, hojas, ramas secas, papeles y plásticos volaron por todas partes, dejando el jardín muy sucio.
La escoba, desesperada, miró al recogedor que, esta vez, miró hacia otro lado.
Comenzó a barrer de nuevo cabizbaja y pensativa. Cuando hubo amontonado toda la basura, pidió ayuda al recogedor.
– ¿Me puedes ayudar por favor? Nunca voy a terminar de limpiar el jardín sin tu ayuda -admitió por primera vez con humildad.

Entre la escoba y el recogedor echaron todas las hojas al contenedor, que les estaba esperando con la tapa abierta, dejando el jardín muy limpio. Por fin, la escoba tuvo que admitir, que uno sin el otro, no podría desarrollar bien su trabajo, y que los dos juntos, formaban un gran equipo.

Para compartir:
¿Qué me ha gustado más del cuento?
¿Qué podemos aprender del cuento para nuestra clase?

 

Comparto lo que tengo

Este domingo, día 19, es la Jornada Mundial de la Infancia Misionera.
Este año, en Infancia Misionera, nos embarcamos en un reto muy especial: aprender a compartir lo que tenemos de una manera generosa.
La misión no se trata solo de orar o hablar sobre el amor de Jesús; también significa actuar para ayudar a nuestros hermanos. A todos, a los que están cerca y a los que están lejos.

¿Qué significa compartir lo que tenemos?
Siguiendo el ejemplo de Jesús, podemos dar de lo nuestro para que nadie pase necesidad.
No importa si tienes poco para ofrecer.
Cada aportación, grande o pequeña, puede hacer una diferencia inmensa cuando lo hacemos con amor.

¿Podemos ahora hablar si, como clase, podemos unirnos a alguna propuesta del Cole o de la parroquia a favor de manos Unidas?
Primero vamos a ver este vídeo y luego vemos qué podemos hacer juntos…

1-3 Primaria

4-6 Primaria

 

Desde lo alto se ve mejor

LOGO HARA

MÚSICA Pavana

VISUALIZACIÓN

Nos sentamos cómodamente en la silla, apoyamos los pies en el suelo, las manos sobre las piernas y la cabeza erguida.
Cerramos los ojos y nos preparamos para hacer las respiraciones.
Inspiramos suavemente. Inspiramos en 1, 2, 3, 4, lentamente soltamos en 1, 2, 3, 4.
Cogemos aire otra vez en 1, 2, 3, 4, y soltamos 1, 2, 3, 4.
Inspiramos profundamente y soltamos el aire poco a poco.

Ahora nos preparamos para hacer la siguiente visualización.
Imagina una escalera que te permite subir hasta lo más alto del cielo. Imagínate subiendo por cada peldaño, más arriba y más arriba. Poco a poco ves que estás llegando muy alto. Desde esta escalera, puedes ver las nubes, pero no te da miedo, estás en un lugar seguro.
Ves los árboles, ves tu casa desde el cielo. Sigues subiendo y, mientras tanto, tu cuerpo se relaja y tu mente se despeja, más y más con cada peldaño que subes.
Haz una inspiración profunda y respira el aire fresco que viene de las nubes, siente cómo llena tus pulmones completamente. Ahora exhala. Exhala y deja salir todo el aire. Disfruta la placentera sensación tan refrescante. Toma otra respiración profunda.
Siente el aire dentro de ti… y exhala por completo, dejando que tu cuerpo se relaje aún más.

Continúa respirando lenta y profundamente mientras dejas la escalera y caminas por las nubes… te das cuenta de que el cielo y las nubes son un lugar completamente seguro, agradable por el que puedes caminar e incluso volar. Hay una brisa fresca que sopla ligeramente.
El sonido del aire se filtra entre las nubes, formando un sonido y un movimiento muy relajantes. Desde ahí arriba puedes escuchar los sonidos del bosque y el de los pájaros cantando…
Puedes contemplar como las hojas de los árboles se mecen suavemente con el viento… Tu cuerpo se relaja más y más a medida que caminas.
Ahora, desde las nubes te fijas en el mar, puedes escuchar desde la distancia el sonido de las olas. A medida que te desplazas entre las nubes, escuchas cada vez más cerca el sonido de las olas de la espuma del mar…
Continua disfrutando del paisaje desde el cielo mientras sientes una sensación de paz. Disfruta del paseo por las nubes…
A tu lado, contemplas una nube grande y lisa… como una cama esperándote para descansar. Está perfectamente situada, en lo alto de este hermoso mirador…
Decides acostarte en esta nube. Es muy cómoda. Te sientes muy cómodo y a gusto. El sol brilla y acaricia con sus rayos tu piel…
Mirando a tu alrededor, ves las montañas en la distancia. El cielo, a tu alrededor está despejado y azul… Siente el sol que calienta tu cuerpo mientras te relajas descansando en una nube. Disfruta del majestuoso paisaje que te rodea y siente tu cuerpo relajarse aún más…
(pausa)

Continúa respirando el aire limpio y fresco del cielo… Te sientes muy relajado… calmado… tranquilo… en paz.
Disfruta de las vistas, de los sonidos y de los olores de la naturaleza a tu alrededor. Siente el sol, como calienta tu piel… Siente la brisa suave a través de tus mejillas… Escucha el canto de los pájaros… Escucha las olas del mar… El mecer de las hojas con la brisa de los árboles…
(pausa)

Descansa sobre tu cómoda nube, desde ella puedes ver el cielo azul y pequeñas nubes blancas flotando suavemente a lo lejos mientras cambian de forma constantemente… Disfruta de este lugar maravilloso y tranquilo…
(pausa)

Cuando estés listo para salir de este lugar tranquilo, poco a poco comienza a despertar de nuevo tu cuerpo. Toma conciencia de tu cuerpo donde te encuentras…
Mueve los dedos de las manos.
Mueve los pies para despertar tus músculos.
Mueve los hombros.

Mueve tu cabeza un lado y al otro. Toma conciencia plena de tu cuerpo.
Cuando estés listo, abre los ojos y moverte lentamente… Te sientes, tranquilo, sereno y en paz. Recuerda que puedes regresar a esta visualización del cielo en tu imaginación siempre que necesites un momento de calma.

Para compartir:
¿Cómo me he sentido?
¿Qué es lo que más me ha gustado?

 

 

“I Have a Dream”

 

“Yo tengo el sueño de que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por su forma de ser. ¡Yo tengo un sueño hoy!”

Estas son las palabras más conocidas del famoso discurso que Martin Luther King pronunció en Washington, capital de Estados Unidos, en 1963.
Entonces las personas de raza negra sufrían una gran discriminación en los transportes y el acceso a otros lugares públicos.

Luther King nació un 15 de enero, por eso lo recordamos hoy.
Agradecemos su trabajo para que todos tuvieran los mismos derechos y su esfuerzo por hacerlo de forma pacífica, aunque él fue asesinado en 1968.

(El vídeo de abajo está bien también para los más pequeños, pero es un poco largo. Si lo ves oportuno puedes poner esta canción a 1-2 Primaria: https://www.youtube.com/watch?v=EM3h7C1Zl04)

Vemos ahora este vídeo y después podemos comentar que es lo que más nos ha gustado

 

 

La educación nos abre puertas

Cada mes, los cristianos de todo el mundo rezan con la intención que el Papa Francisco propone a toda la Iglesia.
Este mes de enero nos pide rezar por “el derecho a la educación de los niños y jóvenes que, a causa de las migraciones, los desplazamientos producidos por las guerras y la pobreza, carecen de cualquier tipo de instrucción”.

Cada día vemos en las noticias cuántas personas dejan su casa, su país,… y arriesgan la vida buscando una vida mejor para ellos y sus familias.
Muchos niños pequeños acompañan a su familia, a su mamá en esas situaciones.

Hoy vemos el vídeo del Papa y después podemos compartir alguna de las cosas que más ha tocado nuestro corazón (alguna palabra, alguna imagen, algún dato,…)

 

 

Muchas historias por escribir

Ana y Carlos eran dos hermanos muy diferentes.
Ana era más dócil y aceptaba las normas y valores de buen gusto.
A Carlos le costaba algo más. Era rebelde y siempre terminaba haciendo ‘travesuras’ para llamar la atención.
En la noche de Nochevieja, se les apareció un hada, y les dijo:
– ¡Hola! Soy el hada de Año Nuevo, y vengo a traeros un regalo.

Los niños se quedaron muy sorprendidos. ¡Nunca habían visto un hada!
Era pequeña, tenía alas y la voz muy dulce.
De pronto les entregó un libro a cada uno. Pero el libro no tenía nada escrito.
¡Todas las hojas estaban en blanco!.

Ana sonrió y le dio las gracias al hada de Año Nuevo. Guardó el libro con mucho cuidado.

Pero Carlos se enfadó:
– ¿Y qué clase de regalo es este? ¡Si no hay nada dentro!

Carlos salió de casa y tiró el libro en un charco, así que sus hojas se llenaron de barro.
Y al llegar a casa, usó el libro para equilibrar la pata de una mesa, así que su cubierta quedó hundida en un lado.

Al año siguiente, el hada de Año Nuevo regresó.
– ¡Hola chicos! Vengo a buscar los libros que os dejé el año pasado.

Ana sacó su libro del cajón de su mesilla de noche y se lo dio al hada.
Carlos tuvo que buscarlo bajo la pata de la mesa del salón.

El hada de Año Nuevo comprobó el interior de cada libro: el de Ana estaba lleno de historias preciosas.
En cambio, el libro de Carlos estaba lleno de manchas ininteligibles.
– Carlos -le dijo el hada de Año Nuevo con dulzura- tu libro refleja todo lo que hiciste este año.

– ¡Pero si solo hay borrones de tinta!– dijo él…

– Eso es -continuó hablando el hada de Año Nuevo- esta mancha de aquí es de ese día que te peleaste con tu hermano… y la de esta hoja es del día que mentiste a tu madre… Ah, y esta mancha grande de aquí es por haber insultado a tus compañeros de clase…

Carlos se entristeció y se dio cuenta de que en realidad él no quería hacer todo eso…

– Y tú, Ana -dijo entonces el hada de Año Nuevo- también tienes escritas muchas historias, con letras doradas, por cada uno de tus comportamientos buenos. Mira: aquí está la historia de cómo ayudaste a tu compañera de clase a estudiar… y ese día que cargaste con las bolsas de la compra para ayudar a tu madre. Hay muchas historias hermosas en tu libro.

Ana sonrió y se sintió muy feliz.

– ¿Y cómo puedo arreglar yo mi libro? -dijo entonces Carlos, quien en realidad quería también un libro tan bonito como el de su hermana.

– Es fácil -le respondió el hada de Año Nuevo- Cada año os traeré un libro de hojas blancas nuevo. Estos dos me los tengo que llevar a la biblioteca del Tiempo. Pero cada año traeré libros nuevos. Si quieres, tu libro será igual de hermoso o más aún que el de tu hermana.

El hada de Año Nuevo guardó esos libros y les entregó dos libros nuevos.
Esta vez, Carlos lo guardó con cuidado en el cajón de su mesilla. Estaba convencido de que su libro iba a contar muchas historias bonitas y buenas.

Para compartir:
¿Me han traído algún libro como regalo estas Navidades?
¿Me gustaría un libro en blanco este nuevo año…? ¿Qué me gustaría escribir?

 

¡Tú eres mi hijo amado!

Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se abrió el cielo y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una paloma y se posaba sobre él. Y vino una voz del cielo, que decía:
– Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto.
(Mt 3, 17)

“Tú quién eres”, le preguntaron a un niño en el pueblo de sus abuelos un día de estas navidades.
“Yo soy el hijo de Luis y Ángela”, respondió el niño sin dudar.
Porque en los pueblos no importa tanto cómo te llamas, sino quiénes son tus padres, tus abuelos, de qué familia eres…

El Evangelio de este domingo se parece un poco a esta historia.
Jesús se acerca al río Jordán para ser bautizado por Juan.
Y se oye una voz de Dios Padre: “Este es mi hijo amado”.

Y eso sucede con cada persona que es bautizada: desde ese momento es “hijo amado de Dios, hermano de Jesús”.

1-3 Primaria:

4-6 Primaria:

Hay un regalo en tu vida

LOGO HARA

Logo HARA

MÚSICA: Pavana

VISUALIZACIÓN

Nos sentamos cómodamente en la silla, apoyamos los pies en el suelo, las manos sobre las piernas y la cabeza erguida.
Cerramos los ojos y nos preparamos para hacer las respiraciones.
Inspiramos suavemente. Inspiramos en 1, 2, 3, 4, lentamente soltamos en 1, 2, 3, 4.
Cogemos aire otra vez en 1, 2, 3, 4, y soltamos 1, 2 ,3 ,4.
Inspiramos profundamente y soltamos el aire poco a poco.

Ahora nos preparamos para hacer la siguiente visualización:

Imagina que estás en tu habitación. Estás en la cama y te acabas de despertar. Ves algo raro en tu habitación.
Es un paquete grande envuelto en papel de regalo.
Te preguntas quién te habrá dejado ese regalo en la habitación.
Coges el regalo, lo miras bien. Pone tu nombre. Es para ti (…)

No pesa mucho y decides averiguar qué hay dentro.
Lo empiezas a desenvolver. Lo haces con cuidado porque igual es algo frágil (…)

Al desenvolverlo, ves que hay una caja en la que también pone tu nombre.
La abres con cuidado y dentro aparecen nombres.
Son los nombres de las personas que te quieren.
Despacio, muy despacio, vas leyendo uno a uno cada nombre (…)

Cada una de esas personas con un verdadero regalo.
Ahora entiendes que ese regalo que está ahora en tus manos, lleva dentro un tesoro.
Son las personas que se preocupan por ti (…)

Das gracias por cada una de esas personas y te sientes afortunado, por tener en tu vida personas que te quieren (…)

Dejas tu regalo en tu habitación y vuelves de nuevo a la clase.
Vas saliendo de la visualización. Abres los ojos…

Para compartir:
¿Qué nombres aparecían? ¿Quieres compartir alguno de esos nombres?
¿Cómo te has sentido al leer esos nombres