Un solo corazón

Hoy es el día grande de la Semana Menesiana.
Por ello, nos gustaría invitaros a comenzar la mañana con una de las frases más bonitas de Juan María, nuestro Fundador:

Con esta frase nos gustaría invitaros a vivir un día muy feliz, unidos a todos los niños, profes, familias y Hermanos de nuestro colegio y el resto de los colegios menesianos. Todos los días, aunque hoy de manera especial, Juan María nos une a todos.

Compartimos:
¿Qué nos dice Juan María con estas palabras a nosotros hoy?

 

Un rincón especial

LOGO HARA

HARA MODALIDAD «VISUALIZAR»

Música de ambientación: https://www.youtube.com/watch?v=D0hAIydRL_I

Hoy hemos preparado una máxima un poco más especial. ¿Estás listo?
Antes de comenzar, siéntate en la postura HARA. ¿La recuerdas? No te preocupes, lo repasamos juntos. Consiste en seguir 4 pasos muy sencillos:
– Espalda recta, bien apoyada en el respaldo de la silla.
– Pies en contacto con el suelo.
– Manos sobre la mesa o sobre los muslos, como prefieras.
– Cabeza recta, como si un hilo invisible tirara de ella.

Cierra los ojos y escucha atentamente.

«Un rincón especial»
Coge aire y muy poco a poco suéltalo. Observa cómo tu barriga, al igual que un globo, se hincha y se deshincha. Quédate así un momento, escuchando con atención tu respiración.
(Pausa)

No hagas caso a las posibles distracciones, convive con los diferentes sonidos o sensaciones que puedan distraerte e impedir que disfrutes del aquí y el ahora.
(Pausa)

Hoy comienza un nuevo día en el colegio, un día nuevo de la Semana Menesiana.
(Pausa)

Te invito a que busques un rincón del cole que te guste.
(Pausa)


¿Lo tienes?
(Pausa)

Siéntate tranquilamente y acomódate.
(Pausa)

¿Qué te rodea?
(Pausa)

¿Qué puedes ver desde el lugar en el que estás?
(Pausa)

¿Por qué ese rincón del cole es tan especial para ti?
(Pausa)

Piénsalo durante unos instantes.
Poco a poco, te invito a que vuelvas de nuevo a la realidad de la clase.
Estírate lentamente y, cuando estés listo, abre los ojos.

Compartimos:
¿Cómo te has sentido?
¿Qué rincón del colegio has escogido?
¿Por qué es especial para ti?

 

¡Atrévete!

Juan María soñó escuelas en las que los niños pudieran crecer LIBRES, ALEGRES y FELICES. Estamos en plena semana menesiana y la canción de hoy no podía ser otra que esta.
¡Os animamos a cantarla a pleno pulmón y uniros al resto de niños y niñas de Primaria de todos los coles menesianos!

Compartimos:
¿Qué frase de la canción te ha gustado más?

 

La campana te llama

Hoy empieza una semana muy importante para todos los colegios menesianos. Por ello, hoy nos gustaría compartiros un cuento muy especial.

“LA CAMPANA QUE TE LLAMA”

Voy a contaros una historia. Una historia que ocurrió hace muchos años en un lugar remoto, un valle verde y hermoso, atravesado por un río de aguas cristalinas, en el que había muchos pueblecitos repletos de casas con tejados rojos, iglesias y escuelas, pequeñitas, pero entrañables.

En la escuela del pueblo principal había una campana que cada mañana sonaba y llamaba a todos los niños para que fuesen a aprender y a jugar. De cada casa salían corriendo varios niños que acudían derechos al colegio. Los padres y las madres acompañaban a los más pequeños cogiéndolos de la mano, pero, en cuanto estaban cerca, corrían hasta su clase, donde les esperaban los maestros. Así sucedía cada mañana. Volvía a sonar la campana y la escuela se llenaba de alegría y aprendizaje.

Una noche de primavera, cuando la luna apenas alumbraba y tan solo se escuchaba el cantar de los pájaros nocturnos, un sonido familiar despertó a todos los pueblos. Era la campana de la escuela. ¿Por qué sonaba en plena noche? No era hora de ir al colegio…
En todas las casas se encendieron las luces y los vecinos se asomaron a las ventanas. Era de noche, pero en lo alto del valle parecía que estaba amaneciendo. Se podía apreciar una luz brillante y fuerte que crecía por momentos y parecía acercarse al pueblo. Los vecinos, aterrorizados, cogieron a los niños y salieron corriendo.

¿Qué estaba pasando? ¿Lo adivináis? ¡Había un gran incendio! Un fuego enorme se acercaba a lo pueblos y por eso sonaba la campana de la escuela, para despertar y advertir del peligro a los vecinos.

Apenas tuvieron tiempo de parar el fuego, que avanzó de bosque en bosque hasta llegar a muchas de las casas. Algunos edificios se salvaron, pero, desafortunadamente, el incendio arrasó las escuelas y los niños se quedaron sin un lugar en el que aprender y convivir con sus compañeros.

Los adultos estaban muy ocupados recuperando sus pertenencias e intentando arreglar todo lo que el fuego había quemado, pero nadie pensó en reconstruir las escuelas. Los niños saltaban entre las ruinas de las casas y las cenizas. Se aburrían de no hacer nada.

Entonces, el sacerdote de uno de los pueblos, intentando arreglar lo que había quedado de la iglesia, encontró una Biblia. Al ver que apenas podían leerse unas páginas, la tiró a un montón de escombros. Cuando cayó, la Biblia quedó abierta y el sacerdote, por curiosidad, se acercó a leer qué ponía.
Al parecer, hablaba Jesús y decía lo siguiente:
“Dejad que los niños se acerquen a mí”.

El sacerdote no le dio mayor importancia y siguió tirando escombros; sin embargo, al volver a casa, casi de noche, se encontró con un grupo de jóvenes que tenían mal aspecto. En ese momento, recordó la frase que había leído, “Dejad que los niños se acerquen a mí”, y pensó:
“¿Podría dedicarme a reparar algo tan necesario y urgente como la escuela?”.
Y así fue. Juntó a varias personas que pensaban como él y en poco tiempo volvió a escucharse ese sonido tan familiar: la campana.

Una vez que terminaron la reconstrucción de su escuela, decidieron hacer lo mismo con la escuela del pueblo vecino,… y con el otro, y el otro…
Y “colorín colorado”…, esta historia NO ha acabado.
¿Quién sabe por qué?

Tenemos derecho…

Mañana, 20 de noviembre, se celebra el Día Internacional del Niño. Este mismo día, hace 62 años (1959), la ONU aprobó la Declaración Universal de los Derechos del Niño.
Este día nos recuerda que todos los niños, independientemente del lugar en el que hayan nacido, tienen derecho a la salud, a la educación, a una familia, a jugar, a vivir felices, a estudiar, a estar protegidos,…

Jesús fue un gran defensor de los niños. Decía: «Dejad que los niños se acerquen a mí, no se lo impidáis, porque el reino de los cielos es de quienes son como ellos». (Mt 19, 14)

 

 

 

¿Cómo empiezo el día?

LOGO HARA

MODALIDAD: «Escucha activa»

Música de ambientación: https://www.youtube.com/watch?v=3_1Wq0snhYk

 

Hoy hemos preparado una máxima un poco más especial.
Antes de comenzar, siéntate en la postura HARA: espalda recta, bien apoyada en el respaldo de la silla.
Pies en contacto con el suelo. Manos sobre la mesa o sobre los muslos, como prefieras. Cabeza recta, como si un hilo invisible tirara de ella. Cierra los ojos y escucha atentamente.

«¿Cómo empiezo el día?»

Coge aire despacio y suéltalo muy poco a poco.
Observa cómo tu barriga, al igual que un globo, se hincha y se deshincha.
Quédate así un momento, escuchando con atención tu respiración.
(Pausa)

A continuación, coloca tus manos sobre el pecho y siente el ritmo de tu corazón y tu respiración.
(Pausa)

A veces nos cuesta poner nombre a nuestras emociones.
Nos levantamos rápido, llegamos al cole a la carrera, empezamos la mañana y ni siquiera nos paramos a pensar cómo empezamos el nuevo día.
Por eso, hoy vamos a dedicar este primer momento del día a escucharnos y poner nombre a nuestras emociones, atentos y concentrados.
(Pausa)

A continuación, vas a oír un graaaan listado de emociones.
Escucha atentamente e intenta quedarte con aquella palabra que mejor defina cómo te encuentras en estos momentos, aquella que sientas de una manera especial frente a todas las demás.

¿Estás listo? Allá vamos.

(Leer sin prisa, dando tiempo a que reconozcan e identifiquen las palabras)

Triste. Despistado. Alegre. Enfadado. Nervioso. Inquieto. Feliz. Descansado. Disgustado. Cansado. Decepcionado. Tranquilo. Asustado. Sorprendido. Calmado. Aburrido. Avergonzado. Asombrado. Orgulloso. Preocupado. Apenado. Pensativo. Contento. Distraído. Ilusionado. Relajado.
(Pausa)

Guarda la palabra que hayas escogido.
Piensa por qué te encuentras hoy así.
(Pausa)

Cuando estés listo, puedes comenzar a moverte, a estirarte y abre los ojos.

Para compartir:
¿Qué palabra has escogido?
¿Te resulta fácil poner nombre a tus emociones?

 

Aprender a quererte

Para aprender a querer a los demás hay que ponerse en su lugar (empatía): conocer sus sueños e ilusiones, lo que al otro le gusta y le preocupa…
Esta canción de Morat nos lo cuenta. Escucha con atención y luego compartiremos qué frase te ha gustado más.

Te dejamos algunas de ejemplo:
“Quiero estudiar cómo se cumplen tus sueños”.
“Quiero aprender a quererte”.
“Quiero entenderte”.
“Voy a darte una vida con más sumas que restas”.

 

 

Sé tú mismo

“LA ESCUELA DE LOS ANIMALES”

Varios animales se reunieron para comenzar juntos un curso especial. Se habían convencido a sí mismos de que, si se esforzaban y entrenaban, podían mejorar e incluso llegar a ser perfectos. Todo empezó cuando se dieron cuenta de que los pájaros dominaban el arte de volar, pero eran incapaces de nadar o escarbar. Por su parte, las ardillas y las liebres, con sus carreras y su gracia para trepar, eran unas negadas en el agua. Lo mismo le ocurría al resto de animales.

Llegaron a la conclusión de que tenían muchas virtudes, pero también muchas carencias que podían aprender en un curso para ser animales perfectos. Con este objetivo, decidieron abrir en pleno bosque una Escuela de los Animales, donde harían un curso en el que todos los animales podrían aprender las habilidades que les faltaban. Se apuntaron todos los habitantes del bosque y se crearon las asignaturas de carrera, vuelo y natación libre. ¡Y allá fueron los valientes estudiantes!

Las pruebas de carrera sobre tierra dieron el triunfo a los animales que mejor corrían: la liebre destacó y ganó una matrícula de honor, aunque su fracaso en la clase de vuelo le bajó la calificación general. Cuando intentó volar desde la rama más alta de un árbol, solo consiguió darse un buen golpe contra el suelo y hacerse un enorme chichón. Ahí acabó el curso para ella.

El pájaro corrió una suerte parecida cuando se empeñó en cavar y escarbar. Tras llenarse de tierra, suspendió la excavación y ni siquiera pudo echar a volar. Y corrió peor suerte en la asignatura de nado, de la que estuvo a punto de no salir con vida.

Después de tantos fracasos estrepitosos, los animales se reunieron de nuevo en asamblea para analizar la situación. Tras escuchar los accidentes que se habían producido, la lechuza más vieja del bosque tomó la palabra y dijo:
– Amigos, lo que nos ha demostrado la Escuela de los Animales es que es absurdo tratar de ser perfectos. Al fin y al cabo, un pájaro es un pájaro, una liebre es una liebre y un salmón siempre será un salmón. Más vale que cada uno de nosotros acepte lo que es, y lo que no es, que perder la vida tratando de ser lo que no somos.

Compartimos:
¿Qué opinas de la Escuela de los Animales?
¿Si en lugar de fijarnos en los demás nos fijamos en aquello que hacemos bien?

Una propuesta para esta semana:
Nos fijarnos en una cosa buena de cada compañero y buscamos algún momento para decírselo…