¿ES CIERTO QUE LE AMAMOS?

Hoy leeremos un poema de Gloria Fuertes, sencillo, muy sencillo, «infantil» y al tiempo… contundente, claro, determinante, para este tiempo de esperanza en la venida de Dios..

VAMOS A VER SI ES CIERTO QUE LE AMAMOS

Vamos a ver si es cierto que Le amamos,
vamos a mirarnos por dentro un poco.
¡Hay cosas colgadas que a El le lastiman,
freguemos el suelo y abramos las puertas!,
e salgan las lagartijas y entren las luces.
Borremos los nombres de la lista negra,
coloquemos a nuestros enemigos encima de la cómoda,
invitémosles a sopa.
Toquemos las flautas de los tontos, de los sencillos,
que Dios se encuentre a gusto si baja.
Y por si os apetece…. otro poema de regalo, para que escuchemos lo que es ser poeta…  y como poetas «no perdamos el tiempo» allá donde abramos los ojos.

No perdamos el tiempo

Si el mar es infinito y tiene redes,
si su música sale de la ola,
si el alba es roja y el ocaso verde,
si la selva es lujuria y la luna caricia,
si la rosa se abre y perfuma la casa,
si la niña se ríe y perfuma la vida,
si el amor va y me besa y me deja temblando.
¿Qué importancia tiene todo esto,
mientras haya en mi barrio una mesa sin patas,
un niño sin zapatos o un contable tosiendo,
un banquete de cáscaras,
un concierto de perros,
una ópera de sarna?
Debemos inquietarnos por curar las simientes,
por vendar corazones y escribir el poema
que a todos nos contagie.
Y crear esa frase que abrace todo el mundo;
los poetas debiéramos arrancar las espadas,
inventar más colores y escribir padrenuestros.
Ir dejando las risas en la boca del túnel,
y no decir lo inti1no, sino cantar al corro;
no cantar a la luna, no cantar a la novia,
no escribir unas décimas, no fabricar sonetos.
Debemos, pues sabemos, gritar al poderoso,
gritar eso que digo, que hay bastantes viviendo
debajo de las latas con lo puesto y aullando,
y madres que a sus hijos no peinan a diario,
y padres que madrugan y no van al teatro.
Adornar al humilde poniéndole en el hombro
                                            nuestro verso;
cantar al que no canta y ayudarle es lo sano.
Asediar usureros y con rara paciencia convencerles
                                            sin asco.
Trillar en la labranza, bajar a alguna mina;
ser buzo una semana, visitar los asilos,
las cárceles, las ruinas; jugar con los párvulos,
danzar en las leproserías.
Poetas, no perdamos el tiempo, trabajemos,
que al corazón le llega poca sangre.
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