Dijo Jesús a sus discípulos:
– Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador.
A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. (Jn 15)
El Evangelio de este domingo próximo nos habla de la vid y los sarmientos.
Los que sois de tierra de viñas sabéis bien que las uvas no nacen del tronco viejo de la vid… sino de las ramitas jóvenes que nacen cada año, los sarmientos, después de que los trabajadores poden en otoño los del año anterior. La poda de cada año es importante para que los sarmientos nuevos den mucho fruto…
Pero los sarmientos no dan fruto si la vieja cepa no les hace legar la savia que les da la vida.
Jesús conocía muy bien esto y nos dice: “Yo soy la vid. Venid conmigo, estad unidos a mí, para que deis mucho fruto”.