Ana y Carlos eran dos hermanos muy diferentes.
Ana era más dócil y aceptaba las normas y valores de buen gusto.
A Carlos le costaba algo más. Era rebelde y siempre terminaba haciendo ‘travesuras’ para llamar la atención.
En la noche de Nochevieja, se les apareció un hada, y les dijo:
– ¡Hola! Soy el hada de Año Nuevo, y vengo a traeros un regalo.
Los niños se quedaron muy sorprendidos. ¡Nunca habían visto un hada!
Era pequeña, tenía alas y la voz muy dulce.
De pronto les entregó un libro a cada uno. Pero el libro no tenía nada escrito.
¡Todas las hojas estaban en blanco!.
Ana sonrió y le dio las gracias al hada de Año Nuevo. Guardó el libro con mucho cuidado.
Pero Carlos se enfadó:
– ¿Y qué clase de regalo es este? ¡Si no hay nada dentro!
Carlos salió de casa y tiró el libro en un charco, así que sus hojas se llenaron de barro.
Y al llegar a casa, usó el libro para equilibrar la pata de una mesa, así que su cubierta quedó hundida en un lado.
Al año siguiente, el hada de Año Nuevo regresó.
– ¡Hola chicos! Vengo a buscar los libros que os dejé el año pasado.
Ana sacó su libro del cajón de su mesilla de noche y se lo dio al hada.
Carlos tuvo que buscarlo bajo la pata de la mesa del salón.
El hada de Año Nuevo comprobó el interior de cada libro: el de Ana estaba lleno de historias preciosas.
En cambio, el libro de Carlos estaba lleno de manchas ininteligibles.
– Carlos -le dijo el hada de Año Nuevo con dulzura- tu libro refleja todo lo que hiciste este año.
– ¡Pero si solo hay borrones de tinta!– dijo él…
– Eso es -continuó hablando el hada de Año Nuevo- esta mancha de aquí es de ese día que te peleaste con tu hermano… y la de esta hoja es del día que mentiste a tu madre… Ah, y esta mancha grande de aquí es por haber insultado a tus compañeros de clase…
Carlos se entristeció y se dio cuenta de que en realidad él no quería hacer todo eso…
– Y tú, Ana -dijo entonces el hada de Año Nuevo- también tienes escritas muchas historias, con letras doradas, por cada uno de tus comportamientos buenos. Mira: aquí está la historia de cómo ayudaste a tu compañera de clase a estudiar… y ese día que cargaste con las bolsas de la compra para ayudar a tu madre. Hay muchas historias hermosas en tu libro.
Ana sonrió y se sintió muy feliz.
– ¿Y cómo puedo arreglar yo mi libro? -dijo entonces Carlos, quien en realidad quería también un libro tan bonito como el de su hermana.
– Es fácil -le respondió el hada de Año Nuevo- Cada año os traeré un libro de hojas blancas nuevo. Estos dos me los tengo que llevar a la biblioteca del Tiempo. Pero cada año traeré libros nuevos. Si quieres, tu libro será igual de hermoso o más aún que el de tu hermana.
El hada de Año Nuevo guardó esos libros y les entregó dos libros nuevos.
Esta vez, Carlos lo guardó con cuidado en el cajón de su mesilla. Estaba convencido de que su libro iba a contar muchas historias bonitas y buenas.
Para compartir:
¿Me han traído algún libro como regalo estas Navidades?
¿Me gustaría un libro en blanco este nuevo año…? ¿Qué me gustaría escribir?