11 días para enseñarnos a amar

Su primer bostezo, su primer peluche, sus primeros pasos sin caerse, su primer «ama» o «aita»… Muchos bebés nacen con un diario debajo del brazo en el que sus padres, normalmente primerizos, anotan cada momento de su infancia. El pequeño Zion no podía ser menos. Sin embargo, él llegó a este mundo con una condena de muerte: el síndrome de Edwards. Una rara enfermedad que deja muy pocas posibilidades de sobrevivir a quien la padece porque produce anomalías en el corazón y los riñones, entre otros órganos.
Zion nació pese a los peores pronósticos. Y en ese momento, cuando su madre por fin le sostenía entre sus brazos, los médicos de Illinois (EE UU) que la atendieron predijeron que moriría en pocas horas. Pero este luchador en miniatura rascó otros nueve días más a su corta existencia. En ese tiempo, sus padres, Josh y Robbyn Blick, en vez de tirar la toalla decidieron celebrar cada minuto a su lado como si fuera el último y recogerlo en este emotivo diario en formato vídeo. Puede que su vida quepa en poco más de seis minutos. Pero a Zion le dio tiempo a dormir con sus cuatro hermanos, a estrenar una chulísima manta de elefantes y a abrazarse a su peluche, un león desmelenado. Hasta tuvo su primera tarta de ‘cumpledías’.
Zion nació el 11 de enero y murió el 21 del mismo mes. Una vida demasiado pequeñita. Pero lo suficientemente grande para albergar tanto amor. Se lo profesaron sus padres, sus hermanos, todo el personal del hospital en el que nació… «We love Zion» se puede leer en el cojín bordado a mano sobre el que se dormía en su cuna. Se ha quedado vacía sin él. Pero su lección de vida pervive en los corazones de medio mundo.

Me-note: ¿Cómo se puede vivir esta situación con esas miradas y esas sonrisa? ¿Qué da fuerza a esta familia?

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