Instrumentos de paz

LOGO HARA

Logo HARA

Hoy, como cada jueves, nos toca hacer una máxima un poco más especial.
¿Estás listo?

(Música de ambientación)

Antes de comenzar, siéntate en la postura HARA:
– Espalda recta, bien apoyada en el respaldo de la silla.
– Pies en contacto con el suelo.
– Manos sobre la mesa o sobre los muslos, como prefieras.
– Cabeza recta, como si un hilo invisible tirara de ella.

Cierra los ojos. Coge aire y suéltalo despacio.
Repítelo las veces que necesites hasta que notes que estás tranquilo y concentrado.

Escucha atentamente:

Muchas personas de nuestro mundo nos están gritando que necesitan ayuda, cariño, amor y solidaridad.
Necesitan que las queramos y las cuidemos,
necesitan saber que cada día nos comprometemos para hacer un mundo mejor.
Queremos que no se use la violencia o la fuerza para resolver los problemas.
Nosotros usaremos el diálogo y la empatía.

Te invito a escuchar atentamente la siguiente oración de San Francisco de Asís.
Fíjate en cada frase, en cada palabra…

Señor:
haz de nosotros instrumentos de paz,
donde hay odio, pongamos amor,
donde hay ofensa, pongamos perdón,
donde hay error, pongamos verdad,
donde hay desesperación, pongamos esperanza,
donde hay oscuridad, pongamos luz,
donde hay tristeza, pongamos alegría.

Mantén los ojos cerrados y piensa brevemente en las palabras que hemos escuchado.
Finalmente, coge aire una vez más y suéltalo despacio.
Cuando estés listo, abre los ojos.

Para compartir:
¿Qué palabra o qué frase te ha gustado más?
¿Por qué?

 

Tiempo de cambiar

Estamos casi al final la Cuaresma.
Es un tiempo en el que se nos invita a cambiar lo que no hacemos bien…
Es un tiempo de esperanza, porque nos anima a que seamos mejores.

Después de ver el vídeo podemos compartir algo qué nos gustaría cambiar de nosotros…

 

¿Quién es quién?

Hoy, día 21 de marzo, se celebra el Día Mundial del Síndrome de Down.
Las células de las personas con Síndrome de Down tienen 3 cromosomas 21 en lugar de 2 (por eso se eligió el día: 21 del mes 3).
Una de las necesidades de los niños con Down es que puedan estar en el mismo colegio que los demás, recibiendo los apoyos que necesiten y el respeto de todos.
Ellos son muy cariñosos (es una de sus grandes cualidades).
Que nosotros seamos cercanos y cariñosos también con ellos.

Vemos este video (“¿Quién es quién?”) y podemos compartir después qué es lo que más nos ha gustado.

Cuidamos nuestras palabras

Todos podemos colaborar a que nuestra clase, nuestro cole sea un lugar donde estemos tranquilos, contentos, en paz con los que hacemos y decimos.
El cuento de hoy nos propondrá reflexionar acerca de la importancia de nuestras palabras.

EL SACO LLENO DE PLUMAS

Había una vez un hombre que mintió gravemente sobre un amigo suyo, y todo por la envidia que le daba al ver el éxito que este había alcanzado.
Tiempo después se arrepintió de la ruina que había caído sobre su amigo debido a sus malintencionadas mentiras.

Fue entonces cuando decidió visitar a un hombre muy sabio, a quien le dijo:
– Quiero arreglar todo el mal que he hecho a mi amigo. ¿Cómo puedo hacerlo?

A lo que el sabio respondió:
– Coge un saco lleno de plumas ligeras y pequeñas y suéltalas una a una por donde vayas.

El hombre, muy contento y satisfecho por lo fácil que parecía la tarea, cogió el saco lleno de plumas y al cabo de un día ya había soltado todas. Volvió donde el sabio y le dijo:
– Ya he terminado.

El sabio le contestó:
– Has hecho la parte más fácil de la tarea. Ahora debes volver a llenar el saco con las mismas plumas que soltaste. Sal a la calle y búscalas.

El hombre se sintió muy triste, pues sabía lo que eso significaba. Apenas pudo juntar un pequeño puñado. Al volver, el hombre sabio le dijo:
– Lo mismo que no has podido juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así también el mal que hiciste voló de boca en boca. El daño ya está hecho. Lo único que puedes hacer es pedirle perdón a tu amigo, pues no hay forma de revertir lo que en su momento hiciste.

Compartimos:
¿Qué puedes aprender de este cuento?
¿Te recuerda este cuento a algo que hayas visto en el cole?

Para hoy:
Cuidamos nuestras palabras para que no hagan daño a nadie.

gin ez diezaioten.

Yo soy la luz del mundo

Al pasar, Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento.
Jesús dijo:
– Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.
Dicho esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego, y le dijo:
– Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado).
Él fue, se lavó, y volvió con vista. (Jn 9)

 

Atender mis ritmos

LOGO HARA

Hoy, como cada jueves, nos toca hacer una máxima un poco más especial. ¿Estás listo?

(Música de ambientación)

Antes de comenzar, siéntate en la postura HARA:
Espalda recta, bien apoyada en el respaldo de la silla.
Pies en contacto con el suelo.
Manos sobre la mesa o sobre los muslos, como prefieras.
Cabeza recta, como si un hilo invisible tirara de ella.

Ahora cierra los ojos.
Coge aire y suéltalo despacio.
Repítelo las veces que necesites hasta que notes que estás tranquilizándote y concentrándote en lo que estamos haciendo.

Hoy practicaremos un ejercicio que nos ayudará a trabajar la atención y la concentración.

Para ello, vamos a empezar escuchando muy atentamente nuestra respiración.
(Pausa)

Al hacerlo, notaremos dos movimientos: veremos cómo el aire sale de nuestro cuerpo y cómo entra.
Cada vez que cojamos y soltemos aire, contaremos para nosotros mismos una respiración.
(Pausa)

Sin embargo, hay una condición: si en algún momento te distraes y empiezas a pensar en algo que no sea tu respiración, volverás a empezar a contar desde el número 1.

(Repetimos explicación si lo consideramos necesario)
Ahora sí, comenzamos.
(Pausa)

A partir de este momento, cada uno escucha su respiración y comienza a contar mentalmente intentando no pensar en nada más que en la respiración.
Si alguien se distrae, no pasa nada, vuelve a empezar con normalidad procurando no volver a distraerse.

Empezamos en 3, 2, 1… ya.
(Dejamos un ratito de silencio para que puedan realizar el ejercicio)

Bien, paramos ahí.
Recuerda el número que has alcanzado y, manteniendo los ojos cerrados, poco a poco puedes comenzar a estirarte como tu cuerpo necesite, sin prisa.

Finalmente, coge aire y suéltalo una vez más.
(Pausa).

Cuando estés listo, abre los ojos de nuevo.

Piensa y comparte
¿Cómo te has sentido?
¿Te ha costado mantener la concentración?

 

Coloreando días grises

Hoy os invitamos a escuchar una canción que habla de las pequeñas cosas del día a día.
Las cosas que “colorean los días grises».
Los pequeños detalles a los que, a veces nos acostumbramos… y no valoramos ni agradecemos lo suficiente.

Vemos el vídeo y después podemos compartir
¿Qué «colorea mis días grises»?

¡Buenos días, Padre Dios!

¡Buenos días, Padre Dios!
Gracias por este día tan bonito.
¡Qué alegría poder ver el sol!
Gracias por la noche pasada,
porque pude descansar bien y porque tengo salud.
Te doy las gracias porque siempre estás conmigo.
Ayúdame y cuídame en este día. Amén.

Podemos compartir alguna cosa concreta por la que hoy quiero dar gracias…

 

Personas que dejan huella

Personas que marcan

Cada persona con la que compartimos tiempo nos deja huella, nos marca.
Bárbara y su abuelo, los protagonistas del cuento de hoy, nos descubren todo lo que podemos aprender acompañando y siendo acompañados.

LAS ARRUGAS DE LA VIDA

La primera vez que Bárbara se fijó en las abundantes arrugas de su abuelo fue en un día soleado de otoño. Tenía todo su cuerpo lleno de arrugas.

– Abuelo, deberías darte la crema de mamá para las arrugas.

El abuelo sonrió, y un montón de arrugas aparecieron en su cara.

– ¿Lo ves? Tienes demasiadas arrugas.

– Ya lo sé, Bárbara. Es que soy un poco viejo… He vivido mucho y la vida me ha enseñado muchas cosas. Por eso no quiero perder ni una sola de ellas. Debajo de cada una guardo el recuerdo de algo que aprendí, de algo que me ha enseñado la vida.

A Bárbara se le abrieron los ojos como si hubiera descubierto un tesoro, y así los mantuvo mientras el abuelo le explicaba algunas de ellas: una en la que guardaba el día que aprendió que era mejor perdonar que guardar rencor; aquella otra que decía que escuchar es mejor que hablar; esa otra enorme que mostraba que es más importante dar que recibir… y así otras muchas lecciones de la vida.

Desde aquel día, a Bárbara su abuelo le parecía cada vez más guapo. Con cada arruga que aparecía en su rostro, la niña acudía corriendo para ver qué nueva lección había aprendido. Hasta que en una de aquellas charlas fue su abuelo quien descubrió una pequeña arruga en el cuello de la niña:

– ¿Y tú? ¿Qué lección guardas ahí?

Bárbara se quedó pensando un momento. Luego sonrió y dijo:

– Que no importa lo anciano que llegues a ser, abuelo, porque… ¡te quiero!

Así es como Bárbara descubrió lo importante que es aprender de todo lo que nos sucede en la vida.

Piensa y comparte:
¿Te ha recordado esta conversación a alguna que hayas tenido tú?
¿Con quién fue?
¿Qué aprendiste o qué te descubrió esa persona?

Para hoy:
Aprovecha cada momento que pases con los demás.
Nunca sabes qué puedes aprender de ellos.