Nos sentamos en una postura cómoda, con la espalda recta.
Fíjate en tu respiración.
Inspira suavemente en 1, 2, 3, 4, lentamente suelta en 1, 2, 3, 4.
Coge aire otra vez y suelta el aire despacio, con calma.
Respiras tranquilamente, sin esfuerzo.
Ahora cierra los ojos.
Piensa en una montaña, a lo lejos la puedes ver.
Una montaña grande, inmensa.
Mira la forma de la montaña. Sus cumbres tocan el cielo, las laderas inclinadas.
Fíjate lo sólida que es. Observa su belleza.
Cuando estés preparado, comienza a andar hacia ella.
Elige tú el camino que vas a seguir.
Te vas acercando. Vas subiendo por ella. Sientes que esta montaña está llena de vida.
Tus pies, ligeros, suben hacia la cumbre fácilmente.
Al llegar arriba, paras y te sientas en una roca. El aire roza tu cara. Es una buena sensación.
Desde arriba puedes ver el cielo, el inmenso cielo.
Siente el día, lleno de un sol caliente y claro.
Disfruta este momento.
Aquí y ahora, escucha…
https://www.youtube.com/watch?v=0vI1r560C4E
(Se deja un ratito a los niños escuchando la música)
Llévate esta sensación de serenidad y tranquilidad.
Inspira, 1, 2, 3, 4, y suelta el aire poco a poco.
Lentamente abre los ojos, sin prisas, cada uno a su ritmo.
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Los niños pueden compartir cómo se han sentido.