Los discípulos hicieron lo que Jesús les había encargado y trajeron consigo la burra y el burrito.
Luego pusieron sobre ellos sus mantos y Jesús se sentó encima.
La gente, muy numerosa, extendía sus mantos por el camino;
algunos cortaban ramas de los árboles y las tendían a su paso.
Los que iban delante de él y los que lo seguían gritaban: “¡Hosanna!” (Mt 21)