¿Un sí que es no… o un no que es sí?

Jesús dijo a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
«¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo:
– «Hijo, ve hoy a trabajar en la viña.»
Él le contestó:
– «No quiero.»
Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó:
«Voy, señor.»
Pero no fue.
¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?» (Mt 21)

 

Mi ángel me cuida…

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Nos sentamos cómodamente en la silla, apoyamos los pies en el suelo, las manos sobre las piernas y la cabeza erguida, como si un globo que flotara sobre ella, tirase de la cabeza suavemente hacia arriba.

¿Estás listo?

Inspira suavemente para que el aire llegue hasta el vientre. Inspira, 1, 2, 3 y 4. Lentamente suelta en 1, 2, 3 y 4.
Coge aire otra vez en 1, 2, 3 y 4 y suelta 1, 2 ,3 y4.

Ahora cierra los ojos con suavidad, inspira profundamente y suelta el aire poco a poco.

Este nuevo curso nos sentimos especialmente acompañados por nuestros compañeros, profesores, familia, amigos…

¿Recuerdas el sendero del otro día que llegaba a un maravilloso lago?, pues sigue el camino y vuelve a sentarte allí tranquilo.
Te gusta volver a este lugar. Se está muy bien.

Estás respirando tranquilamente y escuchando la música.

https://www.youtube.com/watch?v=S55h-1wigCw

De repente, oyes algo detrás de ti y sientes la presencia de alguien junto a ti.

¡Es tu ángel de la guarda que ha venido a estar un ratito a tu lado!
Sientes mucha paz al sentir que está contigo.

Te dice al oído: “Este curso también voy a estar a tu lado y voy a cuidarte y protegerte”.

Le das las gracias y le dices también algo al oído.

(dejamos a los niños un ratito con la música)

Ahora junto a él, sigues escuchando la música mientras respiras lentamente.

Después de este encuentro, vas a despedirte de tu ángel y le das un gran abrazo.

Respira profundamente varias veces y, lentamente, a tu ritmo y sin prisas, abre los ojos.

Para compartir:
¿Cómo me he sentido?
Si alguien quiere puede compartir qué le ha dicho a su ángel

Siempre sonrientes…

(Para los más pequeños hay mensajes de la canción que son complicados…
Les animamos a vivir el día con alegría, confiando que Dios nos cuida!)

 Vamos a escuchar una canción del grupo cristiano Hakuna que nos invita a vivir con alegría el día que empezamos.
Pase lo que pase pongamos el corazón en manos de Jesús…

 

 

El valle de los sueños

Hoy, día 26 de septiembre, es el “Día Internacional para la Eliminación de las Armas Nucleares”.
En nuestro mundo hay muchas personas que no pueden vivir en PAZ por las guerras en Siria, Sudán del Sur, Nigeria, Pakistán, Irak…

Y, aunque ya casi se nos olvida, hoy sigue la guerra en Ucrania, donde ha fallecido mucha gente, muchas familias lo han perdido todo, muchos niños siguen sin escuela, millones de personas han tenido que dejar su hogar, su país…
Nos acordamos de ellos y pedimos que cese la guerra, con este cuento…

Cuentan que en el llamado valle de los sueños hace mucho, mucho tiempo hubo una gran disputa. En aquel tiempo de conflicto, el valle era conocido como el valle del miedo.

En este antiguo valle del miedo vivían dos tribus muy antiguas. En la parte oriental del valle, cerca del lago se asentaba la tribu de los hombres y mujeres azules y en el otro lado del valle, justo al lado del bosque se establecía la tribu de los hombres y mujeres verdes.

En un principio ambas tribus vivían, sin molestarse, cada una en su extremo del valle, no se relacionaban unos con otros, puesto que no estaba bien visto. Siempre había sido así y sin saber porque los hombres y mujeres azules desconfiaban de los verdes, creían que eran malvados y los hombres y mujeres verdes no confiaban en los azules, pensaban que eran maliciosos. Pero se respetaban y no se molestaban.

Ocurrió un día de invierno, cuando el jefe de la tribu de los hombres y mujeres azules, decidió que como el lago estaba en su territorio, aquellas personas de la otra tribu que quisieran agua debían hacer un pago por la misma. Enseguida la jefa de la tribu de los hombres y mujeres verdes decidió que como el bosque estaba en su territorio, cuando alguna de las personas de la otra tribu quisiera madera debería pagar por ésta.

De este modo comenzó la disputa, pasaron varios meses durante los cuales, ambos jefes aumentaron la cantidad a pagar por el agua y por la madera. Con estos excesivos pagos los habitantes de ambas tribus fueron empobreciéndose. Cada vez eran más pobres y aunque había mucha cantidad de agua y de madera, estos bienes eran escasos en las casas. El odio fue creciendo entre ambas tribus.

Los hombres y mujeres azules no tenían madera para calentarse y los hombres y mujeres verdes no disponían de agua. En esta situación comenzaron los robos de agua y de madera. La situación era más tensa cada día que pasaba y una mañana estallo un conflicto. Personas de ambas tribus se agruparon para luchar contra los malvados y malignos de la tribu contraria para tener el poder de todos los recursos del valle.

Así comenzó una batalla sin sentido, ya que había agua y madera de sobra para todos. Las luchas duraron varios años, el bosque se estaba muriendo y el agua se ensuciaba porque nadie se ocupaba de ellos. Fueron varios los muertos y muchos los heridos.

Por suerte los niños y niñas de ambas tribus fueron enviados a otros territorios hasta que se solucionara el conflicto. Fue así como en un lugar lejano, el hijo de la jefa de la tribu de los verdes, conoció a la hija del jefe de la tribu de los azules. Los dos niños se hicieron muy muy amigos. Estaban muy contentos, ellos que no entendían de hombres y mujeres verdes y azules, ellos que no entendían los conflictos, porque los dos vivían en el mismo valle.

Cuando crecieron y regresaron a su valle, éste estaba muy cambiado. Apenas había agua, ni tampoco madera. Las luchas continuaban y las personas eran cada vez más pobres e infelices. Y lo peor de todo no podían ser amigos, sus padres les habían negado verse. Pero ellos que eran muy amigos decidieron verse a escondidas.

En sus encuentros a escondidas lejos del valle, idearon un plan para cambiar la situación. Poco a poco cada uno de ellos fue trayendo a jóvenes de su tribu y todos juntos fueron planeando la reconstrucción del valle.

Una tarde, cuando ya todas las personas mayores estaban agotadas a causa del conflicto, todos los jóvenes de ambas tribus se reunieron en el centro del valle, pidieron a todos que les escucharan y les explicaron su plan para reconstruir el valle. Todos estaban muy sorprendidos porque la solución que planteaban era unir sus esfuerzos por lograr la paz y devolver la vida a su valle.

Aunque no estaban muy convencidos decidieron seguir el plan, porque estaban agotados. Enseguida pudieron darse cuenta de que las personas de la otra tribu no eran malvadas, pero es que nunca se habían preocupado por hablarse, ni siquiera antes de los conflictos. Descubrieron también que lo mejor para todos era colaborar y convivir.

De este modo, poquito a poco y con mucho esfuerzo, reconstruyeron el valle. El gran lago volvió a tener agua limpia y el bosque crecía. Desde entonces el valle fue conocido como el valle de los sueños y sus habitantes, los hombres y mujeres de ambas tribus convivieron unidos y en paz.

Seamos acogedores

En el evangelio de este domingo (Mateo 20) Jesús cuenta una parábola sobre el dueño de una viña que contrata trabajadores para recoger la uva. En este mes de septiembre es algo muy habitual en nuestros campos. Muchos de los que recogen la uva son migrantes. Han venido de otros países para ganarse la vida.

Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:
«El Reino de los Cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo:
«Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido».
Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo:
«¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?»
Le respondieron: «Nadie nos ha contratado»
Él les dijo: «Id también vosotros a mi viña».»

El último domingo de septiembre es la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado.
Este año el lema es: “Libres de elegir si migrar o quedarse”.
Hacemos despacio esta Oración del papa Francisco por los migrantes y refugiados:

Jesús:
que llevemos esperanza,
para que donde haya oscuridad pongamos tu luz,
y donde haya tristeza pongamos tu alegría.

Jesús:
que aprendamos de ti a ser justos,
para que nadie se sienta excluido entre nosotros
y aprendamos a vivir como hermanos.

Jesús:
que no seamos egoístas sino generosos.
que sepamos acoger al que es diferente
en especial a las personas que deben dejar su país
para buscar una vida mejor.

Jesús:
que seamos acogedores
con los migrantes y los refugiados
y aprendamos lo bonito que es
vivir como hermanos y hermanas. Amén.

Estás a mi lado para cuidarme…

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Nos sentamos cómodamente en la silla, apoyamos los pies en el suelo, las manos sobre las piernas y la cabeza erguida, como si un globo que flotara sobre ella, tirase de la cabeza suavemente hacia arriba.

¿Estás listo?

Inspira suavemente para que el aire llegue hasta el vientre.
Inspira, 1, 2, 3, y 4. Lentamente suelta en 1, 2, 3 y 4.
Coge aire otra vez en 1, 2, 3, 4  y suelta 1, 2 ,3 ,4.

Ahora cierra los ojos con suavidad, inspira profundamente y suelta el aire poco a poco.

Llevamos ya unas semanas de clase. Nuestra clase nos gusta y nos sentimos bien en ella.

Ahora, imagina que vas andando por un sendero rodeado de bonitos árboles.
Hace sol y siguiendo el camino, llegas a un lago.
Te sientas un ratito allí tranquilo. Se está muy bien.

Escucha  la música, y mientras la escuchas, respira lentamente…

https://www.youtube.com/watch?reload=9&v=U5EzC6e0fNI

Escuchas unos pasos y… es uno de tus compañeros. Se sienta a tu lado.
Te hace un gesto (te da la mano, o un abrazo, o te coge del hombro….)

Está a tu lado y se queda un ratito contigo.
Estáis muy contentos los dos de estar juntos. Te dice al oído “voy a cuidarte”.

Tú también le dices algo a él…

Te sientes contento de saber que van a cuidarte.

Después de este ratito, respira profundamente varias veces y lentamente, sin prisas, abre los ojos.

Compartimos:
¿Cómo me he sentido?.
¿Qué le he dicho a mi compañero?

 

 

Los niños queremos PAZ

El año 1981 la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) eligió el 21 de septiembre como el Día Internacional de la Paz.
Este año queremos comprometernos a cuidar el mundo.

Nos da mucha pena que haya guerras en varios países, que las familias tengan que dejar sus hogares, que las personas inocentes mueran en los bombardeos, que les falte lo necesario (casa, comida, escuela, trabajo,…)
Nos unimos a los niños del mundo que quieren paz…
Como un sencillo gesto cerramos los ojos y hacemos un ratito de silencio y oración pidiendo PAZ.

(momento de silencio con los ojos cerrados)

Ahora vamos a ver un video de Stelios Kerasidis, que es un niño griego que toca el piano y ha creado esta música para pedir que pare la guerra en Ucrania…

 

Qué suerte…

Ponemos el cartel, en grande, en la pantalla.
Dejamos un momento para que cada uno lo pueda ver, fijarse en los detalles…
Si ya hemos hecho una Tutoría sobre el Lema del año podemos compartir algo que nos gusta del cartel, del lema.
Si no lo hemos presentado les podemos pedir a los alumnos que digan qué les parece, qué ven… (y les comentamos que ya lo trabajaremos en otro momento…)

Para terminar hacemos juntos, despacio, esta ORACIÓN:

¡CUIDA!

Me gusta este Lema…
Gracias Padre Dios
porque tú nos cuidas y nos acompañas
en los momentos felices y en los complicados.

Gracias, Padre Bueno,
por cuidar de nuestro mundo,
por cuidar de nuestra Madre Tierra
y por contar con nosotros
para cuidar de la naturaleza cada día.

Gracias por las personas que nos cuidan,
sobre todo por nuestros padres, hermanos,
por mi familia…

Gracias por el cole,
porque es un lugar en el que me encuentro bien,
me siento cuidado y querido.

Gracias por mis educadores,
por mi tutor/tutora: _____ (decimos el nombre)
gracias porque cada día se preocupa por nosotros.
Gracias también por cada uno de los demás profes,
que me cuidan y ayudan a crecer feliz.

Gracias por mi clase,
gracias por mis compañeras y compañeros.
Cada año aprendemos a querernos
y a cuidarnos un poco más,
sobre todo a los compañeros que más lo necesitan.

Padre Dios, este curso
quiero también aprender a cuidarme a mí
dedicándome tiempo
y cuidando lo que me hace más feliz y mejor persona.

¡Qué suerte tener todo un año para cuidarnos!
¡Gracias, Señor!