Hoy, día 26 de septiembre, es el “Día Internacional para la Eliminación de las Armas Nucleares”.
En nuestro mundo hay muchas personas que no pueden vivir en PAZ por las guerras en Siria, Sudán del Sur, Nigeria, Pakistán, Irak…
Y, aunque ya casi se nos olvida, hoy sigue la guerra en Ucrania, donde ha fallecido mucha gente, muchas familias lo han perdido todo, muchos niños siguen sin escuela, millones de personas han tenido que dejar su hogar, su país…
Nos acordamos de ellos y pedimos que cese la guerra, con este cuento…
Cuentan que en el llamado valle de los sueños hace mucho, mucho tiempo hubo una gran disputa. En aquel tiempo de conflicto, el valle era conocido como el valle del miedo.
En este antiguo valle del miedo vivían dos tribus muy antiguas. En la parte oriental del valle, cerca del lago se asentaba la tribu de los hombres y mujeres azules y en el otro lado del valle, justo al lado del bosque se establecía la tribu de los hombres y mujeres verdes.
En un principio ambas tribus vivían, sin molestarse, cada una en su extremo del valle, no se relacionaban unos con otros, puesto que no estaba bien visto. Siempre había sido así y sin saber porque los hombres y mujeres azules desconfiaban de los verdes, creían que eran malvados y los hombres y mujeres verdes no confiaban en los azules, pensaban que eran maliciosos. Pero se respetaban y no se molestaban.
Ocurrió un día de invierno, cuando el jefe de la tribu de los hombres y mujeres azules, decidió que como el lago estaba en su territorio, aquellas personas de la otra tribu que quisieran agua debían hacer un pago por la misma. Enseguida la jefa de la tribu de los hombres y mujeres verdes decidió que como el bosque estaba en su territorio, cuando alguna de las personas de la otra tribu quisiera madera debería pagar por ésta.
De este modo comenzó la disputa, pasaron varios meses durante los cuales, ambos jefes aumentaron la cantidad a pagar por el agua y por la madera. Con estos excesivos pagos los habitantes de ambas tribus fueron empobreciéndose. Cada vez eran más pobres y aunque había mucha cantidad de agua y de madera, estos bienes eran escasos en las casas. El odio fue creciendo entre ambas tribus.
Los hombres y mujeres azules no tenían madera para calentarse y los hombres y mujeres verdes no disponían de agua. En esta situación comenzaron los robos de agua y de madera. La situación era más tensa cada día que pasaba y una mañana estallo un conflicto. Personas de ambas tribus se agruparon para luchar contra los malvados y malignos de la tribu contraria para tener el poder de todos los recursos del valle.
Así comenzó una batalla sin sentido, ya que había agua y madera de sobra para todos. Las luchas duraron varios años, el bosque se estaba muriendo y el agua se ensuciaba porque nadie se ocupaba de ellos. Fueron varios los muertos y muchos los heridos.
Por suerte los niños y niñas de ambas tribus fueron enviados a otros territorios hasta que se solucionara el conflicto. Fue así como en un lugar lejano, el hijo de la jefa de la tribu de los verdes, conoció a la hija del jefe de la tribu de los azules. Los dos niños se hicieron muy muy amigos. Estaban muy contentos, ellos que no entendían de hombres y mujeres verdes y azules, ellos que no entendían los conflictos, porque los dos vivían en el mismo valle.
Cuando crecieron y regresaron a su valle, éste estaba muy cambiado. Apenas había agua, ni tampoco madera. Las luchas continuaban y las personas eran cada vez más pobres e infelices. Y lo peor de todo no podían ser amigos, sus padres les habían negado verse. Pero ellos que eran muy amigos decidieron verse a escondidas.
En sus encuentros a escondidas lejos del valle, idearon un plan para cambiar la situación. Poco a poco cada uno de ellos fue trayendo a jóvenes de su tribu y todos juntos fueron planeando la reconstrucción del valle.
Una tarde, cuando ya todas las personas mayores estaban agotadas a causa del conflicto, todos los jóvenes de ambas tribus se reunieron en el centro del valle, pidieron a todos que les escucharan y les explicaron su plan para reconstruir el valle. Todos estaban muy sorprendidos porque la solución que planteaban era unir sus esfuerzos por lograr la paz y devolver la vida a su valle.
Aunque no estaban muy convencidos decidieron seguir el plan, porque estaban agotados. Enseguida pudieron darse cuenta de que las personas de la otra tribu no eran malvadas, pero es que nunca se habían preocupado por hablarse, ni siquiera antes de los conflictos. Descubrieron también que lo mejor para todos era colaborar y convivir.
De este modo, poquito a poco y con mucho esfuerzo, reconstruyeron el valle. El gran lago volvió a tener agua limpia y el bosque crecía. Desde entonces el valle fue conocido como el valle de los sueños y sus habitantes, los hombres y mujeres de ambas tribus convivieron unidos y en paz.