Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos.
Una nube que los cubrió. Una voz desde la nube decía:
– «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle». (Lc 9)