Amigos de Jesús

Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.
Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos. (Jn 15, 9)

En este evangelio, que escucharemos en la eucaristía de este próximo domingo, Jesús nos dice dos cosas muy importantes:
1. Que nos queramos, que nos amemos, que nos cuidemos unos a otros con cariño.
2. Que para Jesús somos sus amigos… y por eso debemos ser amigos entre nosotros.

Vamos a verlo en el video.
Nos fijamos en la letra de la canción y las imágenes.
Después podemos compartir alguna frase o dibujo que nos ha gustado.

 

Te regalo mi paz

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MÚSICA: La lista de Schindler

Nos sentamos cómodamente en la silla, apoyamos los pies en el suelo, las manos sobre las piernas y la cabeza erguida.
Cerramos los ojos y nos preparamos para hacer las respiraciones.
Inspiramos suavemente. Inspiramos en 1, 2, 3 y 4. Lentamente soltamos en 1, 2, 3 y 4.
Cogemos aire otra vez en 1, 2, 3 y 4 y soltamos 1, 2 ,3 y 4.
Inspiramos profundamente y soltamos el aire poco a poco.

Ahora nos preparamos para hacer la siguiente visualización…
Imagina que eres como un árbol que va tomando agua por sus raíces.
Recuerda los pies pegados al suelo, teclea con los dedos y concéntrate en ellos.
Siéntete ese árbol necesitado de ser regado o ese cuerpo rígido necesitado de recuperar fuerza y flexibilidad.
(Silencio)

Imagínate la humedad en la punta de los dedos de los pies y nota como un líquido te va llenando, va entrando suavemente y te va transformando.
Llena la planta de tus pies y va llenando tus tobillos, rodilla, pierna…
Siente como el frescor, la fuerza, este líquido lleno de vida de va inundando poco a poco.
Como si una ola de vitalidad y cariño te fuera llenando y transformando.

Siente como te llena hasta la cintura, el pecho…
(Silencio)

Siente cómo llega a tus hombros y baja trasformando tus brazos hasta llegar a tus manos y completar cada uno de tus dedos.
Siente como sube por tu cuello e inunda tu rostro y toda tu cabeza.
Siente todo tu cuerpo inundado, habitado, siéntete lleno de fuerza y de vida.

Con una ilusión especial para afrontar el día, repleto de paz y de cariño y con deseo de hacer que esa sensación llegue a otra gente.
Piensa en una persona MUY ESPECIAL a quien vas a tocar con el dedo: tu madre, tu padre, un hermano, un amigo,…
Al tocarle le vas a llenar de la paz que tú tienes ahora…
Observa su rostro, su mirada de agradecimiento.

Para compartir:
¿Cómo me he sentido?
¿Quieres decir en alto el nombre de la persona especial…?