Juan María no tenía dudas: «El amor enseña todas las cosas”.
Tratando a las personas desde el cariño y la empatía conseguimos mucho más que sembrando envidia, rencor u odio. Es más, el cuidado aparece cuando tratamos a los demás desde el amor, no desde el odio.
El cuento de hoy nos habla de esta idea de una forma muy clara.
¡Que lo disfrutéis!
“Un niño en el Gran Cañón”
Cuentan que una vez un niño fue llevado por su padre al Gran Cañón, en Arizona. Estando dentro, en lo profundo del lugar, el niño gritó al aire:
– ¡Imbécil!
Y el eco resonó: «Imbécil… imbécil… imbécil…».
El niño volvió a gritar:
– ¡Tonto!
Y el eco resonó: «Tonto… tonto… tonto…».
El niño, enfadado, gritó:
– ¡Estúpido!
Y nuevamente el eco resonó: «Estúpido… estúpido… estúpido…».
El niño, muy enfurecido y triste, se abrazó a su padre. Este, con calma, le dijo:
– No tienes por qué llorar. Escucha…
Y el padre gritó:
– ¡Amigo!
Y el eco resonó: «Amigo… amigo… amigo…».
Luego gritó:
– ¡Te quiero!
Y el eco devolvió: «Te quiero… te quiero… te quiero…».
– ¿Ves? Él te trata como tú le tratas.
Para compartir:
¿Qué quiere decir la última frase del cuento?
¿Sabrías poner un ejemplo que nos puede servir para este día que empezamos?